Griezmann, bajo el foco: Ni números, ni sensaciones

Cinco partidos del francés en su segunda etapa en el Atlético con una aportación totalmente intrascendente.

El conjunto rojiblanco no ha hecho un solo gol en los más de 300 minutos que ha disputado el delantero galo.

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Más de 300 minutos acumula ya Antoine Griezmann en esta segunda etapa en el Atlético de Madrid, radicalmente diferente en su inicio de la que protagonizó durante cinco temporadas en el conjunto colchonero, de 2014 a 2019. En números y en sensaciones. Un asunto complicado en estos momentos para el conjunto rojiblanco y su entrenador, Diego Simeone, que no acaba de poder encajar al francés en un equipo, «diferente al que dejó  hace dos años», según  las palabras del propio entrenador argentino.

En Vitoria, Griezmann volvió a ser titular, como ante Espanyol, Athletic y Getafe, siendo la primera vez que completaba el encuentro. Ante el Porto fue suplente y saltó al campo a la hora de juego. Y en todas estas citas, se vio al mismo futbolista en el césped. Desenchufado, desactivado, sin apenas entrar en juego, moviéndose por  el campo pero sin tener ninguna incidencia en el fútbol ofensivo del equipo. Y sin disparar a puerta.

Porque  en los cinco partidos que ha jugado con el Atlético, el francés ni siquiera ha lanzado un solo balón entre los tres palos. No ha asistido. Sólo ha hecho cuatro regates, ha robado seis balones… Y lo que es peor, el conjunto rojiblanco no ha logrado un solo gol con él en el campo. Algo tremendamente significativo teniendo en cuenta que su rol en el equipo debe ser completamente diferente.

Así, los números apoyan las sensaciones de que Griezmann aún no ha arrancado. Simeone sigue empeñado en apostar por él (lógico, teniendo en cuenta la apuesta), pero pasan los partidos, el galo no muestra su versión mejor en el campo y el equipo lo acusa.

El martes, ante el Milan, llegará una nueva oportunidad para Griezmann. Está por ver  si como titular, o saliendo desde el banquillo, en lo que será su regreso a un estadio en el que vivió el episodio más triste de su carrera: la final de Champions de 2016 perdida ante el Real Madrid en la que falló un penalti en el tiempo reglamentario.

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